lunes, 2 de febrero de 2015

Crónica breve del taller de Invierno: El alma de los árboles.

Cuánta hermosura existe en los detalles
que asean nuestros días, y qué pocos
somos los que apreciamos
ese pequeño gesto de la luz
en el abismo.
Ocurre en estos casos
un extraño fenómeno: el ritmo
del tiempo nos lo marca nuestro espíritu

Rubén Martín


Hace algunos días que regresé de la sierra donde tuvo lugar el taller de invierno.

Conmovida y agradecida por la confianza y la valentía de un grupo de mujeres que se entregaron al "abismo" del silencio, del vacío, de la aparente muerte, para encontrar su propio ritmo invernal -el que marca el espíritu-, y ese pequeño gesto que proviene de la luz interna.

Siento que ocurre lo que no dejan de enseñarme mis maestras y maestros: que con la mera Presencia, todo llega y se manifiesta. Llega lo que es necesario y se muestra. Se muestra el amor hacia una misma, el respeto hacia la vida entera, hacia la naturaleza y hacia sí misma,  la certeza de la capacidad para dar y recibir, la fluidez, la serenidad, la belleza, la vulnerabilidad, el agradecimiento, el sentimiento de ser parte de algo más grande, de ser parte de la Vida.

Hice algunas fotos, de algunos momentos. Y las ofrezco aquí, con profundo respeto, para que también vosotras, mujeres hermosas, compartáis la belleza del grupo y de cada una de vosotras.

Nos vemos pronto.
Con esta siembra, auguro una hermosa primavera.

Lourdes.










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