jueves, 9 de junio de 2016

Sin desafíos no hay crecimiento

"Un poco de lucha es imprescindible. Las tormentas, los truenos, 
los relámpagos, son necesarios porque sacuden el alma dentro del trigo”.




Crecemos y maduramos gracias a dos fuentes: una contiene todo lo que nos nutre y todo lo que nos dieron. La otra lo que se nos opone y lo que no recibimos.

Cuando aceptamos nuestra vida, tal como es y como ha sido, estamos en sintonía con nuestro destino y nos fortalecemos en nuestra vida. Ganamos libertad de cara al presente y al futuro cuando aceptamos la vida tal y como es.



Hay un cuento sufí que ilustra con belleza estas afirmaciones y que se me viene a la mente cada vez que acompaño a alguien que se queja de su "mala suerte", o que envidia la "suerte" de los demás, olvidándose de sus propias fortalezas, talentos y sabiduría, adquiridas con su experiencia de vida. Esta misma semana se me vino a la mente y no recordaba dónde la había leído para poder compartir el texto completo. Finalmente lo encontré, en un libro estupendo de Peter Bourquin sobre Constelaciones Familiares, y lo comparto ahora en este blog, para mi, para ti M. Carmen, y para cualquiera que llegue a estas palabras.




"Oí una parábola antigua. Y debe ser muy antigua, porque en aquellos días Dios acostumbraba a vivir en la tierra. Un día, un viejo campesino fue a verlo y le dijo: “Mira, tú debes ser Dios y debes haber creado el mundo, pero hay una cosa que tengo que decirte: no eres campesino. No conoces ni siquiera el ABC de la agricultura, tienes algo que aprender”.
Dios dijo: “¿Cuál es tu consejo?”
El granjero contestó: “Dame un año y déjame que las cosas se hagan como yo creo y veamos qué pasa. La pobreza no existirá más”.
Dios aceptó y le concedió al campesino un año. Naturalmente, pidió lo mejor y sólo lo mejor: ni tormentas, ni ventarrones, ni peligros para el grano. Todo fue confortable, cómodo y él era muy feliz.
El trigo crecía altísimo. Cuando quería sol, había sol; cuando quería lluvia, había tanta lluvia como hiciera falta. Ese año todo fue perfecto, matemáticamente perfecto.
El trigo crecía tan alto que el campesino fue a ver a Dios y le dijo: “¡Mira! Este año tendremos tanto grano que si la gente no trabaja en diez años, aun así tendremos comida suficiente”.
Pero cuando se recogió la cosecha, los granos estaban vacíos. El granjero se sorprendió. Le preguntó a Dios: “¿Cuál ha sido el error? ¿Qué ha pasado?”
Dios dijo: “Como no hubo desafío, no hubo conflicto ni fricción, como tú evitaste todo lo que era malo, el trigo se volvió impotente. Un poco de lucha es imprescindible. Las tormentas, los truenos, los relámpagos, son necesarios porque sacuden el alma dentro del trigo”.







lunes, 6 de junio de 2016

Taller de Constelaciones Familiares 11 de junio.

SÁBADO 11 DE JUNIO, DE 10 A 14 HORAS.
ESPACIO CONTRADANZA (Espartinas. Sevilla)

Facilitan: Lourdes Serra y Pepa Naranjo.




El amor llena lo que el orden abarca.
El amor es el agua, el otro es el jarro.
El orden recoge,
el amor fluye.
Orden y amor se entrelazan en su actuar.
Cuando una melodía, al sonar, se guía por las harmonías,
así, el amor se guía por el orden.
Y como el oído difícilmente se habitúa a las disonancias,
por mucho que se expliquen,
así, nuestra alma difícilmente se hace
a un amor sin orden.
Algunos tratan a este orden
como si no fuera más que una opinión,
que pudieran tener o variar a gusto.
En realidad, empero, nos viene dado:
actúa aunque no lo entendamos.
No se idea, se encuentra.
Lo conocemos, igual que el sentido y el alma,
por su efecto.

Constelaciones Familiares en Espacio Contradanza. Junio 2016.