Lourdes Serra Salomón. Espacio Contradanza. Talleres monográficos. Colaboraciones institucionales. |
El próximo miércoles día 23 de septiembre, de 9 a 14 horas, estaré ofreciendo en la Escuela de Enfermería de Sevilla, el taller De sentimiento a movimiento en el contexto del III Ciclo de talleres creativos para la Igualdad que organiza el Seminario Interdisciplinar de Estudios de las Mujeres de la Universidad de Sevilla. Es gratuito y para inscribirse hay que enviar nombre, correo electrónico, teléfono de contacto, dirección, profesión a: rcasado@us.es
En
nuestra cultura patriarcal, los sentimientos han sido desvalorizados
en tanto que se han asociado a lo femenino y a la debilidad. A
cambio, se ha impuesto una supuesta “verdad absoluta” por la que
se sobrevalora el pensamiento, y más concretamente el juicio, sobre
las emociones, los impulsos o las intuiciones (“pienso, luego
existo”), que reafirma esta desconsideración a lo que sentimos.
Y,
sin embargo, es obvio que a todos nos es vital lo que vivimos
internamente. Nuestra felicidad pasa por tener en cuenta nuestros
sentimientos y los de los demás, especialmente los de aquellos a
quienes queremos profundamente. Algunos sentimientos (la alegría,
por ejemplo) constituyen guías que nos encaminan hacia nuestro
bienestar y felicidad, y otros (la rabia o el miedo) son señales de
que algo no va bien y de que necesitamos protegernos, cuidarnos o
defendernos. Lamentablememnte, algunas de estas valiosas señales
(como la ira) han sido prohibidas, y como realmente no se pueden
prohibir las emociones, se ha obstaculizado su expresión fluida, lo
que deriva en formas exageradas, abruptas, desmedidas y faltas de
sentido, ya que lejos de conseguir su propósito nos empujan a lo
contrario de lo pretendido.
Buena
parte de las dificultades que tenemos en la relación con una misma y
con los demás tienen en su base un elemento común: no prestar
atención a lo que verdaderamente sentimos, o pretender que lo que
sentimos no es importante o no merece la pena tenerlo en cuenta.
Este
taller propone una serie de dinámicas para incrementar la escucha y
conciencia de los sentimientos y emociones -propios y ajenos-; y
también para propiciar una forma de expresión auténtica y
genuinamente personal, y una comunicación interpersonal más
empática, libre, sincera y honesta. Pretende ser una herramienta
para la mejora de la comunicación con uno mismo y con los demás. Y
un puente entre lo emocional y lo expresivo, lo sensitivo y lo
activo, lo intuitivo y lo racional. Una aproximación a la
integración cuerpo/mente, receptivo/activo, femenino/masculino. Una
reivindicación de los valores tradicionalmente asociados a la
feminidad y socialmente minusvalorados: sensibilidad, empatía,
escucha, expresividad, emocionalidad, cuidado.