jueves, 21 de septiembre de 2017

Los personajes que me habitan.


Acostumbramos a sostener conflictos internos, desencuentros y luchas descarnadas entre las distintas partes o personajes que contenemos. Estas luchas y ruidos internos nos producen malestar. Si aprendemos a escuchar y comprender el sentido y la procedencia de nuestras creencias y emociones más extremas, lograremos transformar el ruido interno de nuestras voces críticas y alcanzar una atmósfera interna de mayor luz y tranquilidad .

Solemos pensar que somos aquello con lo que nos identificamos, que somos un único personaje cuya voz se hace omnipresente y cuyo criterio es nuestra ley. Sin embargo “esto” que llamamos “yo” no es más que la actuación del personaje que ha logrado el control y el papel “protagonista” en nuestra representación de la vida, a fuerza de imponerse, de alzar más fuerte la voz y de mantener aparentemente “a raya”al resto de los actores y actrices que nos habitan y que, a pesar de nuestra desatención e ignorancia, se relacionan, discuten y sostienen verdaderas luchas en nuestro interior.



Hay quien se identifica con su parte ansiosa, triste, indefensa; o con su parte miedosa, insegura o dependiente; o con su parte soberbia, con su fuerza y su poder; o con su indolencia y adaptabilidad... etc. Estas identificaciones determinan los rasgos de personalidad por las que nos mostramos diferentes unos y otros. Pero en realidad, todos y todas tenemos “de todo”, y para cada uno de estos “personajes” dominantes, tenemos otros muchos sometidos, negados y relegados en lo más oscuro de nuestro ser. Lo que constituye una enorme pérdida de recursos. La riqueza y el potencial humano deviene, no tanto de la “especialización” en una determinada forma de ser, sino en lograr diversificar nuestras actitudes, pensamientos y sentimientos para adecuarlos a los requerimientos de cada ocasión y circunstancias.

Y, en cualquier caso, es también común que nos sintamos molestos y enfadados con aquellas creencias, emociones o impulsos que consideramos inconvenientes y que no logramos controlar a pesar de la ira que desplegamos hacia ellas.

La propuesta que este año va a inspirar el trabajo terapéutico en Espacio Contradanza es fomentar, no el enfrentamiento entre nuestras partes, sino la apertura, el diálogo, la comprensión y, finalmente, el entendimiento y colaboración entre ellas. El propósito es pasar de odiar, temer, discutir con aspectos problemáticos; pasar también de ignorarlos y querer liberarse de ellas; renunciar del mismo modo a ceder indiscriminadamente a sus tendencias. En lugar de todo ello vamos a tratar de prestar atención, volvernos curiosas respecto de esos sentimientos, creencias y actitudes; soltar la cerrazón y abrir el diálogo.

Comprenderemos pronto que lo que aparenta ser, por ejemplo, un carácter explosivo, es mucho más que un manojo de ira. Quizás descubriremos que se trata de una parte protectora que trata de defender a otra parte vulnerable y que que se encuentra en conflicto con otras partes complacientes. Si preguntamos con curiosidad a estas partes conflictivas, quizás nos muestren escenas de los momentos de la vida en que se vio obligada a adoptar ese rol protector de un modo extremo.

Vamos a mirar a los personajes que nos habitan. A conocerlos y a dialogar con ellos. A tender puentes entre nuestros antagonistas internos para que puedan llegar a convertirse en aliados.




Es probable que todos los dragones que habitan en nuestras vidas no sean más que princesas que sólo están esperando a poder vernos alguna vez bellos y valientes. Es probable que, en lo más profundo de su ser, lo terrible no sea más que algo desamparado que necesita de nuestra ayuda”. Rainer María Rilke


















domingo, 17 de septiembre de 2017

Material “altamente inflamable”: el manejo del conflicto

El oficio de terapeuta implica una mezcla bastante equilibrada de riesgos y oportunidades. Oportunidades para aprender, para crecer al tiempo que lo hacen las personas a las que acompañamos, para revisar, cuestionar y transformar nuestro estilo de relación con la vida, con las personas y con nosotras mismas, entre otras.

El riesgo resulta del hecho de trabajar con la sombra, con la oscuridad, con los sentimientos rechazados y relegados de la conciencia que, en un momento de crisis, pueden aflorar con una extrema virulencia, precisamente derivada de nuestros esfuerzos por hacerlos permanecer en el fondo de nuestras prisiones internas. 

Entiendo que nuestra misión profesional consiste, efectivamente, en abrir puertas, invitar a salir, y permitir la expresión de nuestras actitudes, creencias y sentimientos más inmaduros, irracionales y “políticamente incorrectos”. Precisamente porque necesitan salir para poder ser vistos, para poder tomar conciencia de ellos y del mensaje que están queriendo comunicarnos.

Y ahí reside precisamente el peligro: en trabajar con la locura, que es material altamente inflamable. Al facilitar esta apertura, aparecen muchas veces tales comportamientos y emociones de forma tan abrupta, desmedida e indiscriminada, que pueden resultar dañinas para quienes son testigos del proceso. Los y las terapeutas debemos estar preparados para manejar estas situaciones, forma parte de nuestra capacitación y ejercicio profesional diferenciar en estas salidas explosivas lo que tiene que ver con la realidad presente y lo que no es más que una actualización y proyección de viejas heridas y patrones de relación. Aún así, requiere a veces mucha templanza mantener la serenidad y la escucha del otro para no verse implicado y responder a dicha proyección a veces claramente hostil. Y no siempre es posible ayudar a la persona a que se de cuenta también de ello.

Cuando esto ocurre en un grupo terapéutico la dificultad se acrecienta, ya que las heridas y hostilidades provocadas en la historia personal de cada participante se actualiza en el grupo y los conflictos del pasado se reviven entre los miembros del grupo.  Así, un impulso, un malentendido, una equivocación, provoca el malestar y el conflicto. Lo que se interpreta como un ataque malintencionado, muchas veces no es más que un error de percepción o de atribución; como dice Silvia Pérez Cruz en su canción Loca " Loca, loca, loca, loquita loca, así es mi boca... de palabras se equivoca".




Ravid Goldschmidt & Silvia Perez Cruz  - LOCA (Live)



Esto es lo que ocurre en todas nuestras relaciones presentes: los conflictos de relación que tenemos con nuestras parejas, hijos o hijas, hermanos, amistades, compañeros y compañeras de trabajo, superiores, etc., se hacen encarnizadas cuando se están actualizando antiguos conflictos. Porque lo que hemos aprendido es a no expresar claramente lo que sentimos y necesitamos, y mucho menos a escuchar el punto de vista y las motivaciones del otro/a. La consecuencia de esta falta de comunicación, es decir de esta falta de expresión y escucha mutuas, es que los conflictos devienen en rupturas. Y que las heridas antiguas se retroalimentan del sostenimiento de actitudes cerradas y ciegas a la realidad presente. 

Un grupo terapéutico debe su riqueza y su potencial sanador a la oportunidad que ofrece de descubrimiento de las propias actitudes cerradas u hostiles, y a la posibilidad de aprendizaje de formas de relación más sinceras, honestas y abiertas a los verdaderos sentimientos y necesidades tanto propios como ajenos. 





Pero esto no ocurre de forma rápida ni automática. No basta con que el/la terapeuta promueva la apertura y toma de conciencia, la expresión sincera; no basta con una única intervención de apoyo/confrontación. La transformación requiere tiempo, paciencia, constancia y una buena dosis de confianza. Confianza en la propia capacidad de ir sanando, en la capacidad de que también los demás están en el proceso de sanar; confianza en que quizás no hay intención de dañar; confianza en que la cerrazón y el obcecamiento terminarán cediendo paso a la necesidad esencial de entender, entenderse, hacerse entender... Y requiere también resistirse a la tentación de juzgar, de incriminar y de satanizar. Porque es este juicio, hacia uno mismo y hacia el otro, lo que nos separa, lo que nos impide, lo que nos limita y aleja de lo fundamental: el amor, el entendimiento, la compasión, la aceptación...

A veces esto no es posible. A veces no se dan las condiciones. A veces no es posible trascender la dificultad, y se instala el malestar, el desaliento y la desconfianza. Entonces se reproduce el patrón: siempre me pasa lo mismo y la única solución es romper, alejarse, mandarlo todo a la mierda. Reproducir lo de siempre. Creer que no hay más camino que romper las relaciones cuando se entra en conflicto. 

Espacio Contradanza. Taller de Verano 2017.


Pero la sanación verdadera es poder quedarse cuando algo o alguien te importa de verdad. No retirarse de las relaciones significativas, sino quedarse hasta poder poner luz a la oscuridad. Darse la oportunidad de aprovechar el conflicto para crecer y hacer crecer la relación. Cuando el conflicto surge en un grupo, el grupo es una oportunidad de aprender a resolver de forma constructiva. Y si se puede aprender en esta especie de laboratorio para la vida que es un grupo, los beneficios redundan en el grupo y en la vida. De lo contrario, se ahonda en la idea loca de que es imposible, de que “nadie me comprende ni me quiere”; y uno tiende a separarse y a quedarse cada vez más solo/a, más ajeno/a, más enajenado/a... mas loco/a. Y también pierden los otros, quienes se quedan,  porque se les priva de la posibilidad de entender, aceptar, confrontar, aclarar y sanar el desencuentro; de crecer y hacer crecer la relación.

Sostener el conflicto, sostenerse y sostener la tensión, profundizar en ella, escucharse con atención y escuchar al otro/a, no engañarse con la pretensión de que no te importa, confiar en la capacidad de trascender la dificultad, apoyarse en todo el camino ya transitado, no echar por la borda todo el recorrido y la esperanza de alcanzar el entendimiento. Ese es el único camino. Un camino de verdadero compromiso con uno mismo, con la comunidad y con la vida. Y, aunque no es fácil, merece la pena seguirlo intentando.














martes, 12 de septiembre de 2017

Doce años de alquimia.



Entre la danza espontánea y la terapia de grupo.


La palabra alquimia procede del árabe al-khīmiyaˀ (الخيمياء), que podría estar formada por el artículo al- y la palabra griega khumeia (χυμεία), que significa ‘echar juntos’, ‘verter juntos’, ‘soldar’, ‘alear’, etc. (de khumatos, ‘lo que se vierte’, ‘lingote’, o del persa kimia, ‘oro’).




Talleres de Contradanza. Espacio Contradanza. Lourdes Serra Salomón.













Contradanza es el resultado de doce años de exploración alquímica y búsqueda de un formato de terapia de grupo en la que se viertan conjuntamente por una parte la enorme sabiduría corporal y la indudable necesidad humana de sentir y expresar emociones y sentimientos a través de la danza y el arte; y, por otra, una actitud de escucha y acompañamiento profesional propio de la psicoterapia, que promueva la toma de conciencia, la asunción de la responsabilidad hacia uno mismo y el propio bienestar, y en definitiva la transformación y desarrollo de las potencialidades personales.


Talleres de Contradanza. Espacio Contradanza. Lourdes Serra Salomón.
Lo que empezó siendo un espacio propio de autoconocimiento y sanación, devino poco a poco en una herramienta para el acompañamiento de personas en búsqueda de sí mismas y del desarrollo de su potencial humano. Lo que al inicio fue una intuición y una necesidad de encontrar un lenguaje personal para la relación con mis clientes, actualmente es parte de una corriente cada vez más extendida de propuestas psicoterapéuticas que usan el cuerpo, la danza y el arte como poderosas herramientas expresivas y sanadoras.


Talleres de Contradanza. Espacio Contradanza. Lourdes Serra Salomón.


Se ofrecen actualmente multitud de formaciones, talleres y grupos con esta misma filosofía de los que también he bebido y me sigo nutriendo, y que han ido dando forma a mi propia manera de hacer: Movimiento Auténtico, Movimiento Expresivo, Danza Vivencial, Cuerpo y Arte, Voz y Movimiento, Cuerpo y Gestalt, etc.

Grupo regular de Contradanza. Espacio Contradanza. Lourdes Serra Salomón.

Contradanza, mi propuesta,  tiene una decidida y no oculta vocación terapéutica, y es así porque soy psicóloga desde hace más de treinta años y porque ejerzo como psicoterapeuta por pasión y vocación. Me interesa crear espacios para la escucha interna, donde lo íntimo pueda ser reconocido y expresado, principalmente a través del silencio, de la música, el movimiento, la pintura, la voz y la palabra. Y también me interesa que dichos espacios ofrezcan espejo, resonancia, apoyo y confrontación para que los “puntos ciegos” sean desvelados, favoreciendo la toma de conciencia de las actitudes autolimitantes, y el desarrollo de “las semillas” que contenemos.

Bajo Contradanza, convoco todos los años una serie de actividades, encuentros, talleres residenciales en la naturaleza y un Grupo Regular que se reúne todos los jueves de 19 a 21 horas y de octubre a junio.  Si te interesa recibir más información o participar no dudes en contactar conmigo: lourdesserrasalomon@gmail.com






jueves, 7 de septiembre de 2017

Sesión Abierta 2017-2018: 21 septiembre 19 horas.

Como todos los años por esta época convoco el próximo jueves 21 de septiembre a las 19 horas una Sesión Abierta en Espacio Contradanza (Espartinas-Sevilla) para abrir la temporada de actividades para la conciencia, la expresión y el desarrollo personal.

Con una trayectoria que arrancó en 2005 y que ya va acumulando un volumen fructífero de experiencias compartidas y de relaciones honestas desde lo más profundo de nuestro ser, es grato poder volver a convocaros a este encuentro y esperar también que nuevas personas se acerquen a conocer, experimentar y dejarse llevar por mis propuestas expresivas y psicoterapéuticas.


Espacio Contradanza: Sesión Abierta 2017. Lourdes Serra Salomón.

Si venís, tendremos pues ocasión de expresar la alegría de vernos, abrazarnos y Contradanzar un rato. Espero  también poder hablaros un poco de las lineas de trabajo que me rondan y que impregnarán seguro el desarrollo de las actividades de grupo y de los talleres y, claro está, también mi mirada en las sesiones individuales o de pareja.

Para ello sólo tenéis decírmelo con tiempo para que yo pueda organizar el espacio.

En cualquier caso, espero veros pronto.




miércoles, 6 de septiembre de 2017

Una metáfora marinera: ¿cuándo ir a terapia?


Quienes navegan saben que es necesario encontrar un buen equilibrio entre los vientos y las velas. Así, cuando los vientos son flojos, conviene “sacar trapo” para aumentar la superficie sobre la cual el viento incide para hacernos avanzar. Por el contrario, cuando el viento arrecia, mantener esa misma superficie vélica hace que la embarcación se torne “ardiente”, sea difícil de gobernar y se haga peligrosa la navegación. La dificultad de los navegantes sin experiencia es saber cuándo hay que “rizar la vela”, maniobra -no exenta de dificultad cuanto más fuerte es el viento- consistente en recoger parte de la vela para reducir esa resistencia y hacer cómoda, segura y manejable la navegación. La respuesta de los navegantes avezados suele ser que hay que recoger vela cuando uno se está preguntando si no tendría que hacerlo.


Lourdes Serra. Terapia.
























Algo parecido ocurre con la decisión de ir a terapia. Es frecuente que la gente, al saber que soy terapeuta, me pregunte cuándo sabe alguien que tiene que ir a terapia. Creo que la metáfora marinera encaja bien y quizás sea el momento de buscar acompañamiento terapéutico cuando uno o una se pregunta si no lo estará necesitando. Llegado este caso ya existe una conciencia de dificultad de la que conviene hacerse cargo, antes de que “el viento arrecie” y comprometa cada vez más nuestro bienestar y seguridad.

Porque no es cierto que uno tenga que estar muy mal, muy desequilibrado, angustiado o "loco" para buscar un contexto terapéutico donde poder escucharse a sí mismo y aprender a saber lo que necesita y cuidarse mejor; de la misma manera que no hay necesidad de retardar una maniobra hasta el punto de arriesgar nuestra seguridad en el mar.

Cuando se empiezan a ver “borreguitos” en la superficie del mar se sabe ya que el viento está subiendo; cuando la proa busca cada vez más fuertemente el viento, sabes que la intensidad sigue aumentando... Si no escuchas estas señales, puedes llegar a verte en apuros para recuperar el equilibrio.

Del mismo modo, cuando empiezas a notar que tu nivel de ansiedad sube, que pierdes el sueño, la alegría, o la capacidad para relacionarte con las personas a las que quieres, ese es el momento para detenerte a mirar cómo puedes reducir el malestar y potenciar el desarrollo de tu conciencia y capacidades personales.

Claro que hay muchas maneras de hacerlo. La psicoterapia es una de ellas. La que yo conozco. La que yo he utilizado como vía para mi desarrollo personal y la que ahora uso como herramienta de trabajo y de servicio.


Espacio Contradanza. Temporada 2017-2018.

Y ahora, después de una sabrosa y merecida pausa estival, vuelvo a mi trabajo y os ofrezco de nuevo mi acompañamiento terapéutico en distintos formatos:
    • Consulta individual y de pareja, tanto en Sevilla (barrio de San Bernardo) como en Espartinas (Aljarafe)
    • Grupo de Contradanza de movimiento y psicoterapia, todos los jueves de octubre a junio, 19 a 21 horas.
    • Talleres residenciales en la Naturaleza, previstos para Otoño (3/5 de noviembre), Invierno (19/21 de enero), Primavera (6/8 de abril) y Verano (2/5 de julio).

Y, como viene siendo habitual, inicio la temporada con una Sesión Abierta el próximo jueves 21 de septiembre, a las 19 horas, donde podamos reencontrarnos o conocernos las personas que de algún modo formáis ya parte de esta familia de Contradancistas o tengáis curiosidad e interés por aproximaros y conocer mi forma de trabajo. Así que quedáis convocados/as y os animo a invitar a cuantas personas de vuestro entorno puedan estar interesadas en asistir, sólo os pido que me digáis quiénes vais a venir para ir organizando el espacio.

Nos deseo un año creativo, honesto, generoso y muy productivo.